sábado, 26 de enero de 2013

Casos de empresa

Uno de los aspectos más importantes del futuro empresario es su formación. Ya he expresado mi parecer sobre este asunto en el post a formar por lo que no volveré sobre ello. 

Creo que una de las mejores maneras de acometer esa formación es empleando el llamado método del caso. Un caso es un ejercicio continuo de reflexión y eso es lo que le da más valor. Como ya hemos dicho, reflexionar no es otra cosa que pensar antes de actuar para estar un poco más seguros de alcanzar el resultado esperado. 

Pueden hacerse varios clasificaciones de los tipos de casos, una muy básica nos permitiría diferenciar entre casos reales y casos de ficción.  Dentro de los primeros son frecuentes los denominados casos de éxito, relatos edulcorados que suelen referirse a compañías conocidas. 

Confío en saber explicar por qué no me gustan los casos reales y menos los de éxito para ayudar a los emprendedores en su proceso de formación. 

Si un caso se denomina de éxito ya se conoce el final y toda la gracia se reduce a tratar de descubrir cómo se gestó ese éxito, por tanto se restringe la reflexión. Se correrá además el riesgo de que el emprendedor asocie decisiones del caso con el éxito y eso es muy peligroso.

Creo que al emprendedor no hay que enseñarle como tendrá éxito, puesto que fuera de un contexto no se puede saber y sí como obtendrá fracaso. Recuerdo el caso de Cadbury sólo por lo que le pasó a su indiscreto Presidente cuando esbozó en un acto privado ante empresarios cuáles iban a ser las líneas estratégicas de su compañía en un futuro inmediato. Aprendí, y fue mucho, que la indiscreción se paga y la prudencia es una virtud. 

Los casos de ficción se conciben a medida de los emprendedores participantes, son más asequibles y posibilitan una participación que se acrecienta, sobre todo, si son transversales, es decir, si abordan muchos aspectos de gestión de una empresa. Si defendemos el carácter multidisciplinar de los equipos de emprendedores la formación debe tener ese mismo carácter.

Un caso por muy bueno que sea no dará buen resultado si a quienes participan en su resolución no observan las siguientes condiciones:
  1. Se resolverá en grupo.
  2. No están admitidas las opiniones, los pareceres, si no van acompañados del razonamiento. 
  3. Es obligado formular alternativas, reenfoques, matices...
Sólo así se consigue el objetivo que se persigue: La reflexión que, por otra parte, es lo más parecido a la experiencia.



Garboó Riocía & García Rioboó

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